Despues de una buena cena (Libre)

No solia comer por aqui, bueno, no por las calles estas que tan mal olian y tan mala calidad se desprendia, se denotaba que por aqui no estaba lo mas alto de la sociedad, sino mas bien al contrario...con el tiempo me habia heco mas refinado, talvez como mis padres querian que fuese, lastima que no pudiesen verme, ellos estaban muertos, mientras yo seguia vivito y coleando.

Despues de haberme saciado de sangre, creo que habia abusado y todo, aun podia oir los sollozos de mis ultimas victimas, los ultimos lamentos, los ultimos suspiros...un pequeño placer que me daba la noche a noche...ya, apenas echaba de menos la luz solar, me habia acostumbrado con el tiempo.

Anduve por alli, hasta que al final sali un poco de uno de los callejones mas oscuros, vestia con una capa negra, como un caballero de la epoca, un caballero de la noche para ser mas exactos...me paraba a contemplar este lugar, cuando vine apenas era un neonato y cegado por la sed no me fijé, ahora lo veia de otra manera.

¿Qué hacía Ana Zanne Erathis en aquellos lares? Ni ella misma se lo imaginaba ni lo había meditado lo suficientemente bien, sin duda estaba fuera de sus cabales y la mar de loca, sin embargo una pequeña aventura, la emoción de un nuevo misterio ¡De un lugar nuevo!

Eran las zonas más oscuras y peliagudas de la ciudadela, pero para ella eran todo un misterio, apenas las había visitado y siempre a la luz del sol. Pero esta vez era de noche, la oscuridad y la tiniebla abandaba en el lugar, la niebla hacía sombras opacas a la breve luz de la luna que se ocultaba ante el gran manto de nubes del espesor de los cielos sin estrellas.

Para bien o para mal llevaba su daga, siempre lo había hecho por obligación y por orden de su hermano pero esta vez agradecía el llevarla pues nunca se sabía que era aquello que podría encontrarse a la vuelta de la esquina. Un manto oscuro cubría su rostro, imposibilitando a cualquiera que se le acercará a reconocerla a simple vista, harían falta mucho más que una simple mirada, que un simple oído y que una simple palabra para detectarla.

... O tal vez no.

Fui andando cuando algo hizo salir de mis pensamientos, un aroma...un olor que se acercaba donde estaba,fui a paso rapido por alli, entre sombras y calles, hasta que di con ella, al parecer, estaba encapuchada...ooo deberia ser deliciosa si su aroma me llegaba estando a dos o tres calles de donde ella estaba.

Di un salto al final de la calle a donde ella estaba, ya que habia recorrido esas calles que nos diferenciaban por los tejados, cuando bajé...me acerque a ella, estaba seguro que era chica, era lo unico que tenia claro, aparte de que seria mi postre, despues del banquete siempre tocaba el postre, un buen postre final...y ella tenia toda esa pinta.

Me puse a su lado, caminando en direccion contraria a esta

-Buenas noches-dije saludando, aun con la capa y capucha puestas

Siempre seductor ante una victima, siempre era ese paso, siglo tras siglo, año tras año, eso nunca cambiaba y como decia la tradicion, asi lo seguia

Sus pasos se hacían más lentos a medida caminaban, los motivos no eran otros que el miedo a lo desconocido, su emosión anterior había derivado al miedo a lo nuevo, miedo a lo que pudiera aparecerse ante sus ojos y abrumarla en un abrir y cerrar de ojos. Observaba a los lados, las esquinas de las callejuelas y los murmurllos y susurros a sus espaldas, divisaba a las alturas donde por cada paso que daba una ventana de algún pueblerino se cerraba a cal y a canto, a la par que muchas madres preocupadas o tan temerosas como ella entraban a sus pequeños a las viviendas con señas palabras como "Entra" o "Cierra la puerta, rápido".

Se sorprendía a si misma con tales hechos. ¿Es que acaso había tan poca seguridad en aquellos lugares? Tendría que hablarlo seriamente con su hermano, quizás un poco de vigilancia no supondría tanto miedo para sus habitantes, sino la calma y la paz para la desmemorial desventura que vivían al verse tan desprotegidos e incluso dentro de aquellas sus murallas, muros y torres. Se cruzo con dos enanos, ambos con picos y palas que parecian hablar sobre antiguas minas y leyendas de piedras preciosas y minerales antiguos, sin embargo pasaron tan rápidos que apenas pudo escuchar un graznido de sus palabras.

¡Qué tanto daría ella por conocer aquellos lugares! ¡Por ver y conocer elfos y hadas! Resoplo y se abrazo a si misma, haciendo que sus pasos fueran más rápidos a medida de que se percataba de que, aparte de aquellos dos enanos que habían pasado y desaparecido de esa calle, ahora no estaba sóla, habia alguien más con una mirada tan penetrante que sincronizaba perfectamente con voz cautivadora y pretenciosa, seductor pero a la par de peligroso, blindaba el pavor pero también el desconocimiento a algo nuevo y desconocido para ella.

Buenas noches Respondió con sutileza

Bah, pasaba de presentarme y hacerme de rogar, tenia sed de sangre sin mas, solo eso, un poco de beber su sangre y ya, esta noche habria terminado sin muchas alegrias ni penas, mas bien penas para las familias de los muertes, pero nada que tenia que ver conmigo, era ajeno a aquello.

No se podian quejar, me habia modernizado, ya no mataba sin mas preambulos, les daba tiempo a que suplicaran y lloraran, anoser que me pillaran en un mal dia que la tortura era mi perfecto plato fuerte, adoraba mis malos dias sobre todo a la hora de comer, si...era saciar mi ira con ellos, mirar esos ojillos suplicantes, ooo que adorable, esas lagrimas, eso me daba fortaleza para seguir la matanza, pocos se rebelaban ante mi presencia, daba gusto aunque aveces se me antojaba aburrido que fueran tan obedientes.

Entonces sin mas le cogi la mano, la guie como un angel guia a los elegido e hice que se quedara apoyada a la pared frente a mi, que me mirara, bese su cuello, sus labios, me daba igual lo que me dijera, simplemente me haria el loco, oidos sordos...entonces cuando baje de nuevo al cuello, saqué los colmillos y la mordi sin piedad.

Estaba patrullando la zona con tranquilidad mientras mirabaa todo lado posible, cuando vi a dos personas hablar, fue cuando noté el comportamiento extraño de una de ellas y me acerqué con sutileza para ver quien era... la princesa...

Esta acababa de ser llevada contra una pared por lo que corrí hasta quedar tras de ellos tarde pues no pude evitar la mordida pero si a tiempo de que no la matase, por lo que tirando del pelo del vampiro hice la mayor fuerza que podía y la separé intentando tirar al vampiro al suelo para luego desenvainar una de mis dos espadas:

Insensato... atacar una bella dama, pasear por la ciudad cazando a tus anchas... eso se acabó... queda arrestado en nombre de la orden de los paladines-dije apuntando con mi espada a su cuello y con mi otra mano en la empuñadura de la otra espada por si hacia caso-Alteza... ¿está bien?

Los acontecimientos que viviría posteriormente a su bienintencionado saludo tardarían en ser borrados de su mente y recuerdos, es más, estaba segura de que nunca olvidaría el rostro de aquel ser sin alma que se encontraba frente a frente para con ella.

Antes de lo esperado había sido conducida a la pared, golpeando su cabeza no tan delicadamente como hubiera esperado con la piedra de mármol fría de la infraestructura, así mismo no fue ese el mayor de los golpes, sino el robo de su primer beso, de la presión sufrida por parte de aquel embriagado ser y, como colocón final, de la mordida proporcionada en su cuello.

Sintió frió. Mucho frió. La oscuridad y las tinieblas, las voces procedentes de los Hades y de la mismisima muerte, gritos de desesperación, rabia, ira y cólera, las garras de la muerte sobre su cuello y cuerpo. Caía en la desesperación y la tortura. En las sombras.

Más hubo que agradecer que alguién, un deje de luz en medio de toda esa sombras que fueron disuertas con su presencia, algo había pasado y buenas nuevas provocaron que dejara de escuchar aquellas desesperantes estampas. Él había aparecido. La luz que irradiaba era tal que podría considerarse la presencia de la mismisima diosa Erathis, sin embargo sabía por su voz que la había escuchado anteriormente y por tanto no lo era, se trataba de un simple mortal que había salvado su alma y vida.

Pero no pronunció palabra, conmocionada con lo ocurrido y con la rápidez de los hechos, sus piernas templaron con ligereza y, apoyada a la pared, fue cediendo hasta acabar en el suelo, con una de sus manos situada en su cuello temerosa de que hubieras huecos en este y la otra... en sus ojos, ligeramente mareada Si.. Fue su único murmurllo, con un deje de voz apagado y asustado, temploroso como gran parte de su carcamal cuerpo

Cai al suelo, pero mas que nada por pereza, aunque odiaba que me cogieran del pelo y menos un hombrecillo como esos, luego me apunto y al decirme eso, rompi a reir a carcajada limpia mirando a ese tipo

-Si, claro...-dije riendo, sin parar de reir

Entonces apareció otro de esos caballeros, suponia por sus trajes, genial, solo habia mordido a la alteza, nada del otro mundo, aparte la espada del primer individuo, aunque me hice un pequeño corte en el cuello sin importancia...algo sanable, despues me levanté

-Va a venir alguien mas o que?-dije simplemente aun sonriente por esas palabras del primer "heroe" de esta historia


off:mañana respondo, bye

Menos mal que Ana estaba bien, pero el hecho de que el vampiro siguiera allí me daba mala espina, en definitiva le daría su merecido o al menos lo intentaría, pues no sabía bien hasta que punto llegaba la velocidad y poder de estos frente a los humanos.

Una persona llegó un guerrero el cual no reconocí a simple vista pero agradecí que se encargara de Ana pues así pude centrarme 100% en el combate desenvainando mi otra espada y colocandome en posición defensiva con una espada en horizontal tras mi espalda y la otra frente a mi en horizontal tambien manteniendo así un equilibrio perfecto:

Ahora mismo... yo soy tu oponente-dije de forma tajante mientras avisaba al recien llegado-Pues la respuesta a tu pregunta la tienes frente a ti... este ha osado atentar contra la princesa

Poco a poco su vista fue mejorando, así como la recuperación de todos y cada uno de sus sentidos, no hubo falta hacer memoria para recordar que era lo que había ocurrido, así pues decidió centrarse en lo que estaba aconteciendose en esos instantes y momentos: Sintió una mano amiga cercana a su cuello, taponandose la "herida" proporcionada por aquel ente de oscuridad que la había mordido con anterioridad, así pues no sólo se tapono la herida sino que hizo el amago de sanarsela a sí misma con sus artes curativas además agradeció el gesto anterior con una leve sonrisa al percatarse de que se trataba de su buen amigo Pieter Avandra más no tardo mucho tiempo en desviar su mirada, posicionandola en el frente.

Su ente de luz, su salvador del momento no era otro que aquel muchacho que había conocido la noche anterior en la plaza de la diosa Erathis, si, estaba segura de que era él, su vos y sus gestos le eran enormemente familiares, así como sui trato formal aunque bien le hubiera pedido en el pasado que no lo hiciera, no hacía falta tantos formalismos entre ellos. Resoplo levemente, intentando tranquilizarse y recuperarse completamente para poder hablar o al menos de pronunciar palabra, lo que menos deseaba era el desrrame de sangre en la ciudad, sobretodo cuando había sido su culpa Por...por favor..no... Pero aquel intento de parlamentarlo quedo en ello, un intento en balde, su voz no fue más que un murmurllo casi inaudible que no pudo culminarse y sobresalir de sus fauces

-Que no tienen perdon? os creeis Dios para juzgar nada?-dije mirandolo con voz tajante y distante

Genial, todos apuntandome, me senti como una diana...rodé los ojos, miré luego al paladin con mirada no indiferente, mas bien cansada, estaba cansado de vagar y de ver esto cada noche igual o parecido...almenos para una vez que mordia a alguien de la realeza, que estaba muy rica, todo hay que pensarlo, no me arrepenti, pero si de ellos, ellos y sus espadas, saque una de mis espadas.

-Pues, señor oponente...haga los honores de atacar si es lo que desea-dije con simpleza, no me sentia con miedo al verme apuntado, seguridad ante todo...si mostraba seguridad no caeria en la desesperacion.

Notaba a Ana bien, si ella sabía sanarse sola sus años en el clero así lo había otorgado cosa que me alivió aun así sus palabras me hicieron pensar, no quería lucha lo sabía pero este vampiro debía ser juzgado... o al menos interrogado, debíamos saber si merodeaban más por estos lares.

Las palabras de aquel guerrero estaban fuera de lugar, cierto como había dicho el vampiro no estaba en nuestro poder hacer la labor de la diosa Erathis, para después sonreír de forma tranquila y mirar como sacaba una de sus espadas... esto iba a ser duro, sabía bien de la velocidad de los vampiros aunque nunca lo había comprobado sería una buena oportunida de aprender:

En ese caso en guardia-dije con tranquilidad-Caballero, no me considero perfecto, manténgase cauto si yo fallo usted sería la única oportunidad de salvar a la princesa

En ese instante miviendo mi pie derecho al frente inicie mi ataque mocviendo la espada que tenia tras de mi hacia su costado a su izquierda para con la otra espada elevarla en un corte vertical hacia arriba por su torso mientras mi otro pie servía de punto de apollo en dicho movimiento para no desequilibrarme

¿Quién dijo que necesitaba protección? Había sido todo su culpa, sin duda alguna Ana Zanne Erathis era una caja de no sorpresas pero si de males por abrir, como una nueva Pandora que amenaza con traer el caos y la destrucción cuando es abierta y dejada a la intemperie. Primero provocando el cambio de personalidad y conducta de un antiguo heroe de guerra, el capitan de los Paladines y ahora provocando un altercado a largas horas de la noche por las calles de la ciudad. Había sido su culpa por no ser más discreta, no merecía si quiera el trato que estaba recibiendo por parte de ambos humanos, guerrero y paladin respectivamente.

Sin embargo sus palabras o petición anterior quedo en lo que había sido, un leve suspiro de su voz pero sin que el acontecimiento fuera llevado a cabo, ninguno lo hizo y ninguno lo haría pues ante ellos estaba el armargor de la guerra y la sangre: El Odio. ¿Pero que podia hacer ella ahora? Tan sólo terminar de curarse sus heridas y hacer un amago de incorporarse con cautela y sosiego, preocupada por los acontecimientos que poco a poco se iban desarrollando frente a ella y pidiendo a la Diosa Erathis que nada les pasará a ninguno de sus "salvadores" a la par de que el vampiro desapareciera para así asegurarse de que ambos hombres terminarian bien al caer la noche y alzarse el día.

No me fijé en Pieter en sus movimientos, estaba centrado en el otro, entonces noté una daga, cerré los ojos, senti dolor, talvez fueramos inmortales pero ese ataque por la espalda, no pronuncie un grito de dolor, pero cerre los ojos unos minutos, tenia que reponerme.

-Maldito-murmuré, estaba cabreado, dolorido y cabreado

Entonces miré a Elessar y esquive sus ataques, de manera rapida como el vampiro que era, pero mis ataques y aun con la daga en la espalda, segui luchando, queria dejarle y rajarle esa barriga, opir sus gritos, que sufrieran, cada movimiento era un pequeño punchazo, pero era eso un pinchazo, mis ataques con la espada de manera lateral se dirigian a su estomago y posteriormente con la misma habilidad a su cuello, puntos debiles.

Bien, ese hombre sabía jugar pues había logrado dañar al vampiro, mas no acabar con el... eso iba a ser muy pero que muy dificil, así que me cent´re de forma tranquila apollando mis pies bien en el suelo y colocando mi espada de la mano derecha en forma vertical bloqueando su primer corte hacia mi costado dando un paso hacia atras y subir la espada en un giro de 180º dejándola herguida y bloqueanbdo la del cuello, para que con la otra espada le soltara una estocada a su costado y despues saltar hacia atrás con celeridad:

No te será fácil-dije, aunque había que reconocer que su velocidad era increible.

Y antes de lo que hubiera deseado críticar o maldecir e incluso reaccionar, se vio obligada por Pieter a incorporarse del todo y de abandonar la escena del combate, el que pasaría sería todo un misterio para ella mientras durará su huida, una partida corta que se extendió desde el lugar del infortunio hasta una de las casas próximas al lugar, el cuartel de los paladines.

Asintió con brevedad a las palabras de Pieter. ¿Qué otra cosa podía hacer más que realizar lo pedido? Mientras este la abandonaba para cumplir con su labor como guerrero y, esperando a pesar de que los odiará, ayudará al paladin Elessar contra el vampiro...ella...bueno, simplemente cumplió lo pedido acercandose lo más rápidamente posible al lugar y así dar la alarma de lo ocurrido.

Estaba segura de que, aunque estuviera sólo aquel vampiro, tanto el paladin como el guerrero necesitarían ayuda, no porque desconfiarán de sus habilidades sino porque...les sería muy complicado trabajar juntos.

-Eso es lo que me gusta de los duelos, que sea dificil-dije mirando a Elessar con ojos rojos, como cuando termino de comer, pero eran de odio...de la descontrolada ira, queria quitarme la maldita daga de la espalda.

Asi que defendi su estocada, se echó marcha atras, eso podria hacer que con un toque o algun movimiento mio, lo llevara a una esquina de un callejon sin salida, a ambos a ser posible, o almenos que estuvieran entre la espada y la pared, nunca mejor dicho, asi que aprovechando su celeridad, aproveche su salto, para saltar tambien y ponerme frente a el, propinandole una fuerte patada para que caiera y dejarlo un poco indispuesto, luego de darsela, mientras nuestras espadas estaban chocando, bajé aunque perdi un poco, apenas unos milimetros el equilibrio a la caida.

Sabia de la presencia del otro individuo y de su ataque circular, sabia que si defendia uno, me atacaria el otro y no estaba en condiciones de hacer una buena pelea, asi que ese tipo se encargo de otra señal, perdia sangre, necesitaba cazar, no queria pararme con estos dos, recibi ese, aunque me giré un poco solo evitando que el corte fuera mayor y dado que suponia que el otro caeria al suelo, lo dejé y me centré en el.

-Ya se ha ido...esta a salvo, para que luchais?-dije haciendo que mi espada se pusiera en direccion a su brazo, al brazo izquierdo de este, haciendolo un corte, mi intencion era hacerle un corte horizontal, que no fuera el unico en irme herido de alli, era lo minimo, un regalo por las molestias, asi que me centré en mis ataques, tanto en sus piernas como en brazos, sin pensar en el dolor que sus ataques me habian provocado.

Mi salto salió mal pues su rapidez era mayor que la mia, ya de por sí me hacia retroceder ante su fuerza y rapidez en un intento vano de aprenderme sus movimientos, mas sin signos de tal movimiento en falso a pesar de que el estaba herido.

Su patada me hizo caer de espaldas metiendome un gran golpe contra este y haciendo que una de mis espadas rodara unos metros por el suelo, eso realentizó mi incorporación a la batalla recogiendo mi espada para después levantarme... menuda fuerza, me había dejado casi sin respiracion con la patada.

En todo caso en un alarde de resistencia me levanté y me dirigí hacia el notándolo herido y ataque con una estocada con sentdas espadas que acabaron con la abertura de estas abriendo los brazos traduciendose eso en un ataque de corte horizontal desde el centro de su estómago abriendose a su costado por ambos flancos:

Fácil... pues porque si ha logrado entrar en la ciudad es posible que no esté solo-dije con tranquilidad pues había escuchado la pregunta

¿Y ahora que? Había dado la voz de alarma y múltiples paladines habían ido en la ayuda de Elessar y Pieter pero...¿Y que hacía Ana? Bien podría quedarse allí y esperar a que se terminará la contienda contra el vampiro pero su moral y su temple no se lo permitía, tenía que volver pues estaba segura de que aunque el vampiro huyera, los muchachos tendrían alguna herida y debía sanarselas como bien había hecho tiempo atrás cuando pertenecia al clero.

Descendió las escaleras con su daga en la mano, con cuidado y está vez siendo previsora de que nadie la asustará o atacará, está vez estaba preparada para cualquier altercado y para salir impone de esté. Debía volver a su lugar anterior, debía ayudarles después de todo...había sido su culpa.

Vi como las cosas cambiaban, una falange de paladines estaban a nuestro alrededor, buscando que muriera con solo que uno de los dos lo dijera, saqué la otra espada para defenderme del ataque de Elessar, eso de estar herido no me ayudaba a la hora de hacer bien mis ataques, solo tenia a mi favor la velocidad que era natural en mi raza, gracias a eso podia estar contra ambos mas o menos bien, pero esa perdida de sangre me estaba debilitando necesitaba beber, matar ya...aunque podia permanecer dos dias o mas, como mucho 3 sin beber ( lo sabia gracias a informacion de la unica vampiresa que conocia) nunca lo habia probado, pero ella me lo habia dicho sin hablar de heridas, sanaban, pero eran heridas.

Al ver que uno paró, solo me basé en poner ambas espadas antes de que su ataque en el estomago llegase a peores, ambas espadas frenandolo y alejandolo de una patada en toda la cara ya que se le veia ocupado en ese ambito del estomago.

Queria que me retractase? pues lo haria, solo porque no estaba en condiciones de ir contra todos, esa maldita daga me estaba imposibilitando estar en mis mejores condiciones, y menos con los pesados de los paladines...no, mejor decir eso de "retractarme" a terminar hecho cenizas en el callejon...no se si Kim lo soportaria.

-Me retracto-dije, no se si decirlo asi valia, pero por intentar, alomejor me pedian algo como "no vuelvas a pisar estas tierras", tipical de los humanos, como si fuera a hacerles caso...ignorantes.