Digamos que... ya queda menos (LIBRE)

Mi viaje se había parado en ese lugar, el lugar de los sabios, un lugar que no se me estaba vedado, sobre todo cuando a alguien como yo se colaba por su astucia ante los propios guardias que estaban, crear una distracción había sido lo más fácil de todo, as ya lo llevaba haciendo mucho tiempo.

Mi plan estaba en marcha, los muertos vivientes concentrados casi en su mayoría, mis alianzas varias con los independientes, si me alzaría en el trono de Erathis, y así culminaría mi venganza... pero necesitaba de mi inteligencia para ello.

Pero debía darle forma... lo básico estaba, faltaba lo complicado y por ello saliendo de mi casa me había dirigido hasta aquí donde este lugar me ayudaba a tertuliar yo solo sin que nadie me molestara.

Paseando por el bosque, llegó Simi a la Zona Ritual de los sabios, después de haber estado todo el día recogiendo plantas medicinales para sus labores, por lo que aún tenía la bolsita atada a la muñeca y empuñaba sus dos dagas de codo. Las solía utilizar para cortar raíces y otras plantas que no se arrancaban así como así.
Canturreando una nana con su voz celestial estaba, cuando vio a un intruso. Supo de buenas a primeras que no era una buena persona. No inspiraba confianza a Simi. ¿Como era posible que los guardas le hubieran permitido la entrada? Y es más, ¿que podía hacer ella? El huir no entraba en su vocabulario. Así que dio un paso hacia él, haciendo vibrar sus alas, y apretando fuerte el pomo de sus dagas de codo.
- ¿Quien sois? - Dijo con educación, pero con desconfianza. El ceño de su angelical rostro estaba fruncido y sus ojos llenos de luz mirban fijamente al intruso, evaluándolo.

Alguien molestó e interrumpió, algo a mi parecer demasiado osado que hizo quitarme mi capucha para girarme hacia una muchacha... un hada si... para entrar allí debía ser una druida o uno de los sabios por lo que si dejaba ver mi rostro dejaría por completo mi identidad al descubierto:

¿He de contestarle eso a aquella que me ha interrumpido?-contesté de forma tajante sin una pizca de delicadeza y mostrando una sonrisa siniestra mientras me acercaba con tranquilidad a la chica examinándola-Un hada... ¿verdad?... obviamente druida dime ¿qué te hace pensar que contestaré a tu pregunta?

Frunció aun más el ceño ante su mala educaión. ¡Será desgraciado! No se intimidó y mantuvo su posición, mirándole con indiferencia. Soltaba poder por todos los poros de su cuerpo. Seguramente cualquier otro hada hubiera salido por patas. Pero no Simi. Decidió contestar eligiendo bien las palabras.
- Yo diría que sí, siendo como sois un intruso. - Respondió a su primera pregunta, con tranquilidad, mirando como se acercaba el encapuchado. - Y si seguimos esa regla de tres, ¿que os dice que yo vaya a contestaros?

Seguí rondando alrededor de ella con mi sonrisa siniestra mientras blandía mi báculo y la exáminaba, sonreí de forma cínica cuando me contestó nuevamente y paré frente a ella rascándome la barba y apoyando la calavera de mi báculo en su garganta, para alzarla levemente enarcando las cejas y mirándola con asco para después separarme de ella con desagrado:

¿Que os hace pensar que soy un intruso?... Soy un sabio ¿sabeis?-dije con tranquilidad algo siniestro-¿Sabe?... le diré mi nombre solo para que lo recuerde, no se lo tome como una victoria pues solo erguiría su ego con demasiados malos resultados futuros, soy Leucis Ioun

Tras eso me alejé de ella aunque siempre con tranquilidad observando sus movimientos, sus reacciones todo engañoso a mi parecer nunca había que fiarse de nadie

Con un movimento de cabeza se desasía de su báculo para mirarle de reojo con renovado malestar. Pero, ¿que se creía? Observó su cara de asco y se sintió tentada a escupirle en la cara para que tuviera razones para asquearse, pero no lo hizo. Ante todo, ella era respetuosa. No como OTROS..., pensó.
Giró la cabeza como movida por un resorte al escuchar su nombre, con los ojos abertos de par en par. ¡Con razón rezmaba poder! Había oído acerca de Leucis Ioun, y la verdad, no era agradable tenerlo delante. Aun así volvió a una máscara indescifrable y lo miró con indiferencia.
- No os deis tantos aires. Os había imaginado más imponente. - Soltó, irónica. No iba a amedrentarse a pesar de las habladurías. Estaba en su hogar, y ella no permitiría que estuviera ni un segundo más allí.
- Os ruego que os vayais.

Imponer algo no era por el tamaño de uno sino por sus métodos, quizás me estaba subestimando demasiado o quizás se hacia la gallita eso me daba igual por el momento, lo que si me molestaba era el hecho de que me intentara echar "educadamente" del lugar, cosa que provocó que antes de alejarme lo suficiente de ella desenvainara mi espada y apuntara con esta a su cuello mientras misojos se clavaban con furia en ella:

Así que me echa, creo que tendrá que olvidarme señorita-dije con tranquilidad pero algo de maldad-Adelante hágalo, quizás por su osadía tendría la suerte de morir rápidamente, aunque quizás... pudiera concederle una cita con la muerte ¿lo desea?

Aguantó resuelta su mirada, aunque en su interior se estaba empezando a asustar. Bien sabía que podía hacer lo que le había prometido que haría. Maldijo en silencio sus ideales. Pero era cierto: Xiamara nunca arrebataria una vida. Ni siquiera en defensa propia. Se defendería hasta que Leucis se fuera, se cansara, o le diera la venada de dejarla viva después de vacilarle como lo hacía.
- No le hecho, pues de momento no ha echo nada en mi presencia que se merezca ese castigo. - Dijo con una tranquilidad que no sentía. - Pero le ruego que se vaya. Comprenda que las habladurías sobre vos no son nada tranquilizantes.
>> Y sobre lo otro, ha de usted saber que El Ángel Oscuro tiene una lista de espera muy larga.
Añadió, utilizando una de sus dagas para apartas la espada de su cuello sin perder de vista al Sabio.

¿Con quién se creía esta que jugaba? Vaya así que había cosas circulando sobre mi y por lo que notaba malas, comencé a reir de forma ciniestra retirando mi espada pero en vez de eso la desvie con la intención de cortar sus ropajes mas no a ella, ¿una daguita?... iba la muchacha muy poco armada, lo que me hizo sonreir placenteramente:

¿jajaja, así que habladurias... ¿y que dicen?... ¿qué tengo un ejercito de muertos vivientes? ¿qué pretendo conquistar Erathis?... o que me he aliado con los orcos-dije mientras me relamia lkos labios para mojarlos un poco-¡TODO CIERTO!

Me acerque a ella bloqueando o intentando bloquear su daga con un golpe de mi báculo para que al acercarme le propinase un rodillazo y le colocara la espada en el cuello:

De un fino corte podría ahora mismo hacerte mi servidora, matarte realzarte, y obligar a que me sirvas, no me cuesta nada, así que callese y no me tiente a hacer algo que me es placentero ¿DE ACUERDO?-mis ojos eran las de un psicopata, pero mi mente maquinaba, maquinaba cosas que hacia que mi sonrisa se ampliara cada vez mas

Le miró como si fuera imbécil mientras hablaba. El chaval estaba más loco de lo que Simi había pensado en un principio. Bloqueó una de mis dagas de codo, pero con la otra hice un corte circular en su brazo antes de que me pusiera la espada en el cuello. Oyó su discursito, mirándole, desafiante. Más que contestarle, lo que hizo fue propinarle una fuerte patada en las pelotas, que lo hizo retroceder unos pasos y dio tiempo a Simi a levitar, suspendida en el aire, cnlas alas batiendo con furia.
Pue va a ser que no.

Gracias a la armadura de escamas el corte en el brazo se medio defendió por asi decirlo aunqeue me daño no llevó la suficiente fuerza como para hacerme un corte profundo, su patada me fue facil colocando el báculo en la trayectoria de la patada y frenandolo segun retrocedia y y me lamía la sangre del brazo para despues lanzar parte de esa sangre al suelo y golpear con mi baculo unas tres veces:

La que me quería echar huye... que bien, ¿me dejarás tranquilo o te presento a la muerte?-dije con maldad mientras ella cielo sobre ella se tornaba oscuro y varios rayos caian en diversos puntos del suelo cercanos a la snagre, al parecer había mas muertos alli, supuse que sabios que venian aqui a morir antaño-Te presento...¡A LA MUERTEE!

Entre risas malvadas dos antiguos sabios se alzaron haciendo la tierra desacerse bajo ellos, sonriendo con maldad me dirigí hacia ellos y miré a la chioa, adelante voladora, huye y di lo que has visto el como he mancillado este lugar, o lucha y hechame pero no te prometo piedad

Observó con los ojos abiertos de par en par su demostración de magia. Los rumores que había oído no hacían justicia a lo que estaba viendo ahora. El tío era un verdadero psicópata.
- No estoy huyendo. Me estoy desplazando de una manera muy común en mi raza. Esto se llaman ALAS y sirven para eso. - Dijo con sorna. El humor de sus palabras traicionaban lo asustada que estaba. Se había metido en un buen lío. Pero su deber era frenarle. Y Simi no era una cobarde. Ni nunca lo sería. Hizo girar sus dagas en los brazos para encararle. Le neutralizaría y luego lo sacaría de allí. No pensaba matarle.
- Pues, ¡encantada de conocerla! - Soltó, de nuevo irónica, esquivando un rayo que le había lanzado uno de los sabios.
Sospesó sus opciones. Estaba segura de que en el momento de que acabara con Leucis, los otros se desvanecerían. Sucedía lo mismo con los barcos. En el momento en el que fallaba el capitán... adiós. Asíque se lanzó en picado a por Leucis, haciendo una voltereta y un corte vertical en la hombrera de su armadura, desgastándola. Primero tenía que despojarle de su armadura, y luego, a por él.

Si interesante aclaración, la miré de forma tranquila pero malvada esperando su aatque el cual no tardaría en llegar me relamí los labios, un ataque aereo, esta se creia que yo me chupaba el dedo, tenía bastante experiencia y en el aire tendría que bajar lo que me daría ventaja e ese aspeto, como si fuera un salto desde un lugar bajo:

Adelante-dije relamienrdome los labios de nuevo y chasqueando la lengua en el proceso.

en el momento que bajó en picado coloque mi espada y mi báculo en cruz para cuando ella dio el gire mocer ekl baculo hacua un lado y la pesada hacia el otro parándo su ataque para lego bajar ambas armnas al suelo para estambarla a la chica que había caido:

Creo que no necesitaré cazamariposas-dije con maldad para mover mi espada hacia su ala para intentar clavar esta en ella mientras mi pie iba a su brazo para evitar que rajara esta con su daga

Chasqueó al lengua con disgusto cuando paró su ataque. Si hubiera querido, Simi le hubiera partido el cráneo con ese ataque. Su bondad sería su perdición. La estampó contra el suelo, pero se movió rápido y esquivo el ataque de su espada, usando la otra daga para hacer un corte en su tobillo en un giro. Alzó el vuelo de nuevo.
Miró al suelo, donde había rastro de polvo y arena. Pensó que podía utilizar eso en su ventaja. Cogió aire en sus pulmones y lo soltó, utilizando sus poderes para crear una ventisca, con polvillo incluido. Solía utilizar esta técnica para cegar y distraer a sus enemigos. Aprovechando su ventaja, se colocó detras suyo y le hizo una cata de Aikido.

El corte del tobillo fue tan facil de bloquear como clavar mi báculo en el suelo, después lo otro necesite toda la capacidad de concentración, pero fue fácil, asi que controlaba el viento, pues la llevaba clara cuando monto la polvareda me aparté, el problema de las hadas es que tenían que batir las alas y eso se escuchaba pero yo era mas sigiloso así que hice que uno d elos dos muertos vivientes se colocara en mi posición fue el quien recibio el golpe yo por mi parte ya le atacaba con una combinación del arte de la espada y el boyutsu dados mis dos armas, el ataque de la espada fue u corte horizontal por su costado mientras que con el báculo ejeuté el mismo proceso pero en un golpe contundente a la espalda

Empezó a soltar tacos muy poco propios de ella cuando se dio cuenta del engaño. Intentó virar, pero fue muy lenta en el proceso. Siseó de dolor cuando la espada le cortó el vestido y la carne, haciendo borbotar la sagre. Por culpa del segundo golpe, salió despedida unos metros más allá. No sin antes hacerle dos cortes, uno en cada mejilla, aprovechando el impulso que cogió para darle el golpe a ella. Se sujetó el costado herido, jadeante, con la mejilla salpicada de sangre. Suya y de él. Intentó trazar un plan. Tal y como estaban las cosas, llevaba las de perder. Tenía que encontrar un punto débil en su defensa... pero, ¿cual? De momento, decidió defenderse, tan solo. Se aplicó rápidamente unas hierbas a su herida que le disminuyeron el dolor, pero no lo aplacaron del todo. Miró los movimientos del sabio, evaluándolo.

Mis cotrtes en las mejillas dolieron y escocieron, maldita fuera... la sangre broto levemente por esta, lo que hizo empapar medianamente mi barba de sangre mientras miraba la malherida hada, el combate estaba ganado por lo que guardé mi espada y utilicé mi báculo, sonreí con maldad no iba a matarla pues solo deseaba su dolor, me relami la sanre que goteaba de mi barba mientras el muerto viviente que había recibido el golpe se levantaba de nuevo e iba hacia ella para atacarla para darle un zarpazo a su pecho, mientras el otro que casualmente lo tenía atras intentaba el mismo proceso pero asus alas para evitar que remontara el vuelo, todo ello mientras esta se aplicaba las hierbas

Daba saltitos mientras los lobos con los que iba correteaban a mi alrededor. Iba mascando un trozo de carne seca que había encontrado en la bolsa de provisiones de unos cazadores algo malhumorados. Sonriente, tarareaba una canción infantil al caminar. De repente, unos ruidos raros, como cuando yo hacia salir la cosa roja del cuerpo de la gente con mis armas, y me acerque a ver.
Había un hombre con cortes en las mejillas, un monton de muertos-vivos no pensantes y...¡El hadita Simi! Me acerqué corriendo, con el repiqueteo de las espadas y las armas que llevaba marcando mis paso. Asomé la cabeza entre un arbusto y miré a ambos lados antes de salir del todo y sentarme en el suelo como si de un perro me tratase. Sujetando la comida con los dientes, me rasqué detrás de una de mis lobunas orejas con el talón de la bota. La muda del pelo hacia que me picase toda la cabeza. Cuando acabe, les miré con interés. Olía a la cosa roja.
- ¡Hola señorita hadita Simi! ¿están jugando a un juego? ¿ puede Akiro jugar también? Akiro se lo está pasando muy bien con sus amigos los lobitos, pero Akiro preferiría jugar contigo Señorita Hadita Simi....
Me giré hacia el hombre que olía a magia negra y a muertos vivientes no pensantes y le sonreí.
- ¡Hola! ¿Es usted amigo de la Señorita Hadita Simi? Ella es gente de calidad...yo si soy amiga de la Señorita Hadita Simi...- al ver que tenía una cara rara, le adelante la mano abierta, con un montón de dulces en ella.
- ¿Quiere uno? Tiene la misma cara que yo cuando tengo hambre...¿Quiere? estan ricos...- y para demostrarlo, me meti un par de ellos en la boca

Off: Simi como tu dices xD no postea desde hace dias asi que la adelanto xD

La pelea estaba en punto muerto, y mas fue cuando una especie de mocosa salió d eunos arbustos de forma alegre... esa era... una mocosa loba... si no había duda... era un muerto vivo... pero no la había invocado yo...

Esta se puso a hablar con la hada lo que hizo interrumpir el combate y mosquearme... me coloqué en posición esperando algo por su parte y haciendo que los otros muertos vivientes obedecieran mis ordenes y se quedaran donde estaban... aunqeu solo había uno ya el otro se lo había cargado esa mujer a la cual llamaba Simi esa mocosa.

Esa mocosa se acercó ¿con dulces?... no tenía nada contra los aliados los hombres lobo pero esa niña me estaba cabreando...me habia interrumpido y me había ofrecido dulces lo que llevó a move mi báculo con fuerza hacia su mano y tirarle toodos sus dulces y levantar mi pie derecho para propinarle una patada a modo de empujón en su estómago:

Mocosa estúpida... apartate de mi camino y vete por donde has venido... ¿no ves que estoy luchando?-dije tajante-Y mas vale que me obedezcas a no ser que quieras morir

off: sigo a lo mio que Simi se ve que no contesta

Todos los dulces salieron disparados de mi mano y sorprendida ante esa reacción tan brusca, me caí de espaldas.
Mi cuerpo produjo un ruido sordo al chocar contra el suelo y una ola de dolor de sacudió cuando me clave en la espalda un piedra del terreno. M eincoroporé, sujetandome la cabeza con una mano, ya que con el choque mi craneo habia incluso rebotado contra el suelo. Mire a mi alrededor y ví los dulces desparramados por el suelo. Mis ojos se movian de los dulces caidos al señor Tipo Malo que me había dado una patada.
cuando me incorporé, me temblaba el labio inferior y tenia los ojos totalmente aguados. El pelo de la cola y los mechones más cortos se semi erizaron debido al enfado y reaccione como era típico en mi.
Lloré.
A moco tendido. Hipaba y la se me tapono la nariz, pero mis lagrimas no cesaban de salir en cascada. Le señale con el dedo.
- ¡Eres un....!¡Un....!- se me trababan las palabras entre hipidos
-¡¡Eres un TONTO!!- grité, y mi voz resonó entre los árboles e hizo eco por el bosque.- ¡Tonto, tonto, tonto, más que tonto!¡¿Por qué me lastimaste?! Eres un tonto medio penante, Señor Tonto Lastima Lobos....- le gruñi enfadada. Le miraba fijamente a los ojos y de los miós salian chispas de furia. Ya no quedaba resto de inocencia en ellos.Ahora mismo, miraban con la mirada del lobo. Herida, irritada, desafiante, salvaje.
-¡Se merecería un buen mordisco Señor Tonto! Pero Akiro no lo morderá porque usted es un ser medio pensante...
Movi el indice en una negativa
- ¡TONTO! los seres pensantes no lastimarian a Akiro...- me agaché y recogí la bolsa donde había guardado mis dulces. Aún quedaban dos. Llorando, miré con tristeza y frustración el saquito de cuero. Había trabajado mucho para comprar mi provisión de dulces de este mes. Y solo me quedaban dos. Tendria que buscar trabajo de nuevo. consegui controlar mi llanto, pero un furioso hipido me hizo estremecer antes de levantar de nuevo la cabeza y taladrar con la mirada al señor tonto lastima lobos. Ahora mis ojos estaban enrojecidos y picaban. ¡Por su culpa!

La chica había caido tras mi patada, y al parecer se había echo daño, maldito chucho alegre... había tenido que amargarme la pelea... y ahora se ponía ainsultarme de forma patética y a llorar... esto cada vez era más vergonzoso... patética mocosa pero en cambio algo me hizo observarla, sus ojos habían cambiado... a la de una verdadera asesina al parecer, ahora estaba enfadada y parecía ser una máquina de matar, piedad con ella... no... a pesar de ser de los míos, me había molestado y primero había que enseñar modales a estos por muy jóvenes que sean:

¡IDIOTA!... MOCOSA ESTUPIDA-bramé enfadado debido a sus insultos patéticos-¿ACASO QQUIERES SER DESTRUIDA?

Mis ojos inyectados en sangre la miraron con furia, cuando se agachó aproveché para intentar darle otra patada esta vez con el talón en su espalda, fuerte y sin piedad para con mi arma desenfundada luego apuntar a uno de sus puntos vitales:

¿Quieres perder la vida?... ¡DIMELO!-dije tajante-Te enfrentas a Leucis Ioun... dueño y señor de la ciudad de Loun... posiblemente tu hogar... así que más respeto y ¡NO MOLESTES!

Mis sentidos agudizados me permitieron rodar hacia un lado y esquivar la patada, quedando tendida en el suelo mirando algo shokeada al tipo raro. ¿Leucis Loun? ¿y ese quien era? ¿la ciudad de Loun? ¿de qué hablaba ese tipo tan raro?
Me levanté de un salto, gruñendo. Adiós loba de jardín de infancia, hola adolescente humana cabreada hasta los topes, y con la habilidad de un lycan.
Sonreí de una manera siniestra, con los ojos enrojecidos y con una mirada amenazadora y lúgubre, los iris oscurecidos abandonaron su color chocolate para volverse negro tormenta, y la risa que se escapó de entre mis labios provocaria escalofrios a cualquiera.
-...¿Quieres matarme?...- pregunte con algo de incredulidad.agaché la cabeza un poco y el pelo me tapó la expresión. de uno de los protectores de antebrazo que llevaba salió una cuchilla y en la otra mano sujetaba firmemente una de las dos wave swords que llevaba a la espalda.- Entonces solo intentalo. No serás el primero ni el último.No me apetecia nada pelear, lo cierto es que más bien, empezaba a tener algo de hambre. un venado pequeño tal vez. Con muucha salsa, en una buena barbacoa.
Abandonando estas ideas, desafié con la mirada al tio raro loco maltrata lobitos, a que viniera a por mi. Si las cosas se ponian feas...Bueno, ¿aguantaría contra los lobos del bosque? mi sonrisa torcida aumentó de tamaño. Seguro que no. Tampoco iba a aguantar contra mi. Habia sobrevivido a cosas peores que un loco suelto por el bosque.

Si esta esquivó mi patada aun así mi espada se erguía amenazante ante esa loba ahora cabreada, su risa me hizo sonreir de forma malvada, si, ese tipo de seres quería yo en mi ejercito, pero haciéndose amigas de esa druida, me daban ganas de matar a ambas, y ahora por su insolencia recibiría una lección por supuesto.

Su risa aquella que acaecia de malvada, provocó en mi una carcajada siniestra mientras me relamía el labio, ¿en serio creía que podría contra mi?... la nigromancia era mi poder... y que casualidad... ella era una muerto viviente y como tal aunque su corazón latiera como la de un lobo, podría controlarla:

¿Sabes lo que es la nigromancia pequeña?-pregunté malvadamente dando dos bastonazos en el suelo de forma tranquila, haciendo que la hierba alrededor de este quedara putrida ante mi poder mágico-Control sobre los muertos vivientes... ¿Quieres que te mate?... Los tuyos me sirven muchacha, luchan a mi lado para conquistar el mundo, tu me molestas y ahora me desafías... ansias de muerte veo en tus ojos

Gruñi y rasgué el aire con la wave sword, haciendo un gesto de negación.
Nigromancia, nigromancia. Crecí con la nigromancia.Me enseñaron bien lo que puede hacerle a los muertos vivientes. A esquivar a los controlados para no salir dañada. En la casa de mi padre había libros sobre eso.
- Me gustaria verte intentando controlarme, nigromante....- la sonrisa sádica resplandeció y me mordí el labio inferior con el colmillo. No lo entendía muy bien, pero mi herencia mestiza me proporcionaba algunas ventajas y desventajas en relación al resto de hombres lobo. La plata no me afectaba del mismo modo.¿Lo haría la nigromancia? Mi parte humana era fuerte, sin duda, pues no tenia muchos de los instintos Lycan. Con la seguridad reflejada en mi mirada, hablé de nuevo.
-¿Ansias de muerte? Muerte, sangre, dolor, sufrimiento....Si...puede que las veas...al fin y al cabo...las llevo en la sangre, grabadas a fuego en el alma...- Se que la maldad corria por las venas de mis padres, y mi hermano es peor que ambos juntos. Ese yo casi siempre permanecia dormido en mi interior. Pero tambien sabia la consecuencias de despertarlo. Destruccion y muerte para todo aquel que no se apartase a tiempo.

Empecé a reir ante los movimientos que esta hacía, una risa malvada, llena de sadismo, llena de maldad, de ira, de arrogancia, tal como estipulaba mi personalidad, tal como era el gran Leucis Ioun, mi báculo golpeaba el suelo y yo parpadeaba murmurando unas palabras, palabras que oscurecieron el cielo, hacian temblar el suelo, si en ese momento logré llegar a la parte muerta de la chica... pero algo ocurrió... interesante:

¿Hibrido verdad?... bien en ese caso... solo podré negarte tus habilidades especiales tu parte humana... me es imposible de controlar-dije molesto chasqueando la lengua-Me encanta.

Me acerqué a ella con el báculo alzado concentrado en su parte licántropa anegandola de su parte humana, negandole esa parte de ella, si provocaría algo de dolor al principio pero después se sentiría bien, solo que no tendría la misma velocidad ni fuerza ni agilidad a no ser que yo se la devolviera descontrolando esa parte suya. Por otro lado me gustó su forma de actuar:

¿Sabes?... me caes... bien... tienes caracter, solo hay que pulirlo un poco... dime, ¿no te gustaría estar por encima de todos?... ¿tener a aquellos que siempre te han infravalorado bajo tus garras para despedazarlos uno a uno y aniquilaros? Yo podría darte eso y mucho más... con tan solo unirte a mis filas, luchar a mi lado tendrás lo que todo licántropo quiere... libertad... completa, mas yo no me inmiscuiré-dije mientras mis ojos se clavaban en ella con una sonrisa malvada acentuada-Pero en cambio... si rehuyes de ello, y sacas esa patética figura infantil que bien sire de poco, conseguirás que te maten, yo así no lo quise a la primera, y aunque me molestaste y mucho... te doy la oportunidad de... cambiar..